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Foto del escritorAnaline Cedillo

Me corté el pelo con un tutorial

Actualizado: 24 feb 2021

O la maravillosa sensación de poder que regala hacer algo por uno mismo.


Me pasa siempre. Cuando me entran ganas de cortarme el pelo no suelo esperar mucho tiempo. He intentado dejármelo largo muchísimas veces, pero solo he conseguido que pase de mis hombros en un par de ocasiones cuando de nuevo estoy estrenando corte.


La única vez que le he sido fiel a una estética fue cuando vivía en Guadalajara. Era aquella época en la que todas nos cortamos el pelito medio emo y nos lo pintamos de colores. Fueron mis amigos del periódico los que me presentaron la peluquería de Vero Sainz quien, todavía, además de hacer tintes y cortes para las señoras de la colonia, se encarga del look de algunos músicos. Pero desde hace casi 10 años vivo en la cdmx y suelo encariñarme con la estética que quede más cerca de mi casa.



Después de un mes y medio de encierro por el covid, llegó el momento. Cliché de la cuarentena, me dijo una amiga. Estoy segura de que no fue por aburrimiento, quizá solo un poco de desesperación por el calor y porque se me estaba poniendo feo. Nada grave. Tampoco es que un corte de pelo me parezca una buena razón para pedir que se levanten las medidas de distanciamiento social (como a esta señora).


Mi alternativa fue recurrir a la generosidad de aquellos que suben a YouTube videos con instrucciones paso a paso. Después de ver dos o tres tutoriales, el que me animó a dar el paso fue este: me pareció que la chica se lo tomaba con mucha simpleza y dije: "qué tan complicado puede ser".


Sin embargo, los consejos que seguí al pie de la letra fueron los de este, salvo la parte de las tijeras especiales para cortar pelo. Como dije, cuando la idea se me presenta, no puedo esperar mucho y en este caso tampoco quería gastar en comprar unas por internet.


El primer tijeretazo fue la parte más complicada. Eso sí, me aseguré de no cortarlo demasiado y que pudiera hacerme una colita de caballo en caso de que me quedara muy disparejo.


Me encanta ir a la estética, me relaja mucho que alguien me lave el pelo y salir de ahí con un resultado profesional. Sin embargo, la sensación de lograr algo que nunca había hecho fue increíble. Además, me ahorré algo de dinero.


Mi corte está lejos de ser perfecto, pero me dejó satisfecha y el proceso fue divertido. En cuanto me desamarré las ligas que me había puesto para evitar que me quedara chueco y vi que me había quedado una melenita muy decente, me arrepentí de no tomarme una foto del "antes". Bueno, el chiste es que quería compartirlo porque me hizo sentir bien durante estos días.


Espero que ustedes también encuentren algún momento durante este encierro para probar alguna actividad que les de curiosidad y que también se sientan poderosos.




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